Sócrates fue un filósofo y maestro
griego que murió en Atenas alrededor del año 399 a. Xto.
El pensamiento de Sócrates no es fácil de conocer, porque
no dejó ninguna obra escrita y porque todo lo que sabemos de él
nos ha sido transmitido por otros filósofos, especialmente
Platón,
su alumno más famoso, que pone en boca de Sócrates las propias ideas y teorías platónicas
en sus escritos dialécticos.
Esta influencia de Sócrates modificó con profundidad el pensamiento filosófico occidental.
A diferencia de
los sofistas, Sócrates intenta superar el relativismo y alcanzar una verdad absoluta que sirva
de fundamento a la ética personal y a la organización política
de la sociedad. A estos objetivos está orientada su enseñanza,
que pretende orientar a las personas en la búsqueda del bien y de la justicia,
convencido como estaba de que la virtud puede enseñarse.
Sócrates identificaba la virtud con el conocimiento:
no se
puede hacer lo justo si no se lo conoce, pero también es imposible
dejar de hacer lo justo una vez que se lo conoce. Según este intelectualismo
moral, lo único que hace falta para hacer a las personas virtuosas
es enseñarles en qué consiste la virtud verdadera.
Además, Sócrates pensaba que toda persona tiene conocimiento pleno de la
verdad última contenida dentro del alma y que sólo necesita ser estimulada por reflejos
conscientes para darse cuenta de ella
(mayéutica).
Sócrates exhorta a sus discípulos a la virtud porque
ésta es el bien supremo para el ser humano, sin la cual no podemos
ser felices. En definitiva, para Sócrates,
no existe felicidad sin
virtud; la virtud es la condición necesaria y suficiente para la felicidad.
Su crítica de la injusticia en la sociedad ateniense le costó su procesamiento y
una sentencia de muerte.